Vaporización del aceite de cannabis

Vapear es una práctica que cada día está ganando más adeptos entre los amantes del cannabis tanto por su sutileza como por la facilidad de uso. Originalmente, los vapeadores y los cigarrillos electrónicos aparecieron como alternativa para aquellas personas que intentaban dejar de fumar cigarros o  consumían marihuana medicinal y no tenían otra opción que fumar a pesar de que muchas de ellas no poseían esta costumbre. No obstante, la vaporización de aceites de cannabis se ha vuelto tan popular que algunos de los comerciantes de marihuana afirman que engloba de entre un 30% y 40% de su negocio. 

Los beneficios de vaporizar aceite de cannabis

El aceite de cannabis, como cualquier producto derivado de esta planta, está compuesto por terpenos, cannabinoides y flavonoides, los elementos encargados de dotar a la planta de sus propiedades medicinales así como de sus aromas y sabores. Los más conocidos, que coinciden con los más abundantes en la marihuana, son el CBD y el THC. Estos dos cannabinoides pueden encontrarse simultáneamente en el aceite de cannabis, o aislados para producir un efecto concreto. 

Tanto el cannabidiol (CBD) como el tetrahidrocannabinol (THC) poseen efectos medicinales. No obstante, el THC es el responsable de las consecuencias psicoactivas del vegetal, mientras que el CBD está exento de ellos. Es por esto que el cannabidiol es el más empleado para tratar ciertos síntomas de enfermedades, como diversas del campo neurodegenerativos, la ansiedad, el trastorno de espectro autista o las adicciones. Cabe apuntar que para la mayoría de estas patologías se han encontrado indicios muy positivos de los efectos beneficiosos CBD, pero se necesitan más estudios para confirmarlos. 

Ahora bien, en algunos casos es imprescindible la actuación de THC, o incluso de este cannabinoide combinado con otros cannabinoides para aumentar su eficacia. Esto se conoce como “efecto séquito” y hace referencia al aumento de los beneficios terapéuticos que ocurren cuando varios cannabinoides actúan en sinergia. Uno de los casos más destacados es en el tratamiento de tumores. Uno de los estudios de la bioquímica y bióloga molecular Cristina Sánchez demostró que el tetrahidrocannabinol es capaz de reducir el crecimiento tumoral en algunos pacientes con cáncer. 

Por lo tanto, es muy posible que el aceite de cannabis ayude a pacientes con patologías muy diversas. El problema es que los estudios relacionados con la vaporización de dicho aceite de cannabis son muy escasos y no se ha llegado a conclusiones claras sobre los efectos adversos al respecto. 

Temperatura ideal a la que vaporizar el aceite de cannabis

Los distintos cannabinoides y terpenos de la marihuana tienen diferentes puntos de ebullición, por lo que dependiendo la temperatura a la que se regule el vaporizador los efectos y las cualidades organolépticas del aceite de cannabis cambiarán. 

Vaporizar a temperaturas bajas

Vaporizar aceite de cannabis a la temperatura de ebullición del THC o CBD provocará efectos suaves con menos repercusiones secundarias y, en muchas ocasiones no deseadas, sobre todo en el caso del tetrahidrocannabinol. 

• • Cannabinoides. La temperatura óptima para vaporizarlos oscila entre los 160ºC y 190ºC, así es posible notar sus efectos sin que lleguen a sobrepasar al usuario. De hecho, en el caso de querer notar los beneficios o el impacto de uno de ellos, es necesario conocer su punto de ebullición exacto. Los más comunes son el THC (157ºC), el CBD (180ºC) y el CBN (185ºC).
• • Terpenos. Éstos son los que dotan a cada variedad de marihuana de sus sabores y aromas característicos. En el caso de buscar los efectos organolépticos de la planta, la temperatura ideal para vaporizar el aceite de cannabis no ha de sobrepasar los 198ºC.
• • Flavonoides. Son pigmentos naturales cuya función es proteger al organismo de los vegetales de los daños que producen agentes oxidantes, entre otras. En los humanos se han llevado a cabo estudios preliminares que sugieren que poseen efectos antidiabéticos, anticancerígenos, antiinflamatorios y neuroprotectores, que actuarían en sinergia con los cannabinoides. En el caso de buscar conservar los flavonoides, la temperatura de evaporación ha de mantenerse entre 130ºC y 150ºC. 

Vaporizar a altas temperaturas

Las temperaturas más altas para vaporizar el aceite se recomiendan, sobre todo, a los más experimentados, ya que se activa todo el potencial de los cannabinoides. Concretamente, las temperaturas empleadas han de oscilar entre 200ºC y 221ºC. En este contexto, los efectos de THC serán mucho más psicoactivos y eufóricos. Es aconsejable utilizarlo de este modo durante las últimas horas del día para no lidiar con el sueño y el letargo a lo largo de la jornada. 

Efectos adversos de vaporizar aceite de cannabis

En los últimos años, sobre todo en EEUU donde muchos de sus estados han legalizado el consumo de cannabis tanto medicinal como recreativo, se han encontrado los primeros posibles efectos adversos del consumo vaporizado del aceite de CBD y THC. El aumento de los casos de afecciones graves pulmonares en los consumidores de aceites para vaporizar ha provocado que muchos médicos insistan en el cese de esta práctica. 

La causa con más peso apunta a uno de los ingredientes que contienen los e-liquid de los vaporizadores, conocido como propilenglicol (PG). En 2015, Project CBD advirtió del peligro que supone calentar e inhalar este componente, pues al aumentar su temperatura se descompone en formaldehído, un potente cancerígeno. La mayoría de las marcas que crean e-liquids para la vaporización del aceite de cannabis contienen PG e incluso polietilenglicol (PEG), otro aditivo tóxico.

No obstante, en lo que respecta a la biodisponibilidad (velocidad de absorción y actuación), la vaporización del aceite de cannabis es el que mejores resultados ofrece. Los efectos del cannabis aparecen tras unos 30 min del uso del vapeador aprovechando del 50% al 60% de los compuestos; mientras que mediante combustión se reducen a un 30% aproximadamente, a un 20% por medio de inhalación, y a menos de un 10% por ingestión o de forma dérmica.